PEPE G.-PUMARINO | CANDÁS.
Riego anuncia la instalación de una alarma y el intento de financiar los daños, mientras sigue paralizado el proyecto del centro de estudios musicales
El robo de nueve instrumentos en su inhóspita sede desmoraliza a la entidad candasina
«Nos lanzaron un buen torpedo a la proa del barco, cerramos compartimentos estanco y, de momento, seguimos navegando». Empleando el argot marino, el presidente de la Banda de Música de Candás, José Miguel Karrera-Genova, expresó así para EL COMERCIO la difícil situación por la que atraviesa esta centenaria institución que en los últimos días sufrió un nuevo revés en su mermado patrimonio: el robo de nueve instrumentos valorados en 7.700 euros, aunque el montante total de los daños causados asciende a 10.608 euros. Lo peor de todo, advierte, no es el importe económico sino el valor sentimental que tienen dichos instrumentos para sus dueños. Aunque días más tarde la Guardia Civil dio con los autores del robo, los instrumentos estaban ya destrozados. Este nuevo incidente ilustra en buena medida la precariedad en que se encuentra la entidad desde hace más de veinte años.
Su sede, en un edificio prefabricado anexo al colegio público Poeta Antón, en el Paseo de San Antonio, presenta claros síntomas de vejez y ofrece ya poca seguridad. Por esta razón, el alcalde de Carreño, Ángel Riego, anunció que como primera actuación el Ayuntamiento sufragará los gastos de colocación de una alarma conectada a la Policía Local, que gestionará las posibles incidencias que se produzcan en las dependencias. Además, llevarán a cabo las labores necesarias para reparar los daños producidos en el local de la agrupación musical y buscarán la manera de financiar los instrumentos destrozados a causa del robo. Una iniciativa con la que Riego quiso expresar en nombre del gobierno toda su solidaridad con los integrantes de la institución candasina.
Preparan un recurso
La causa de fondo no es otra que la necesidad de contar con unas instalaciones acordes con la actividad de la banda. Unas necesidades que se vieron truncadas hace tres años cuando la entonces consejera de Cultura y Educación, Mercedes Álvarez, tomó la decisión de paralizar el proyecto de construcción de un centro de estudios musicales en Candás. La inversión, de 504.738 euros, se enmarcaba en el plan estatal de financiación a las entidades locales conocido como Plan A, en el que la aportación municipal era de 155.000 euros.
El argumento esgrimido entonces por la consejera fue la falta de crédito «adecuado y suficiente» en los Presupuestos Generales del Principado de 2011. Ante esta decisión, el Consistorio carreñense «exigió» una aclaración y el cumplimiento del convenio suscrito entre las partes. Una primera medida consistió en presentar un recurso contencioso-administrativo, que en la actualidad se encuentra en fase de tramitación por parte de los servicios jurídicos municipales.
El proyecto del centro de estudios musicales contó con el respaldo unánime de la Corporación de Carreño. El nuevo equipamiento cultural esta diseñado para albergar a la banda de música y a la coral polifónica Aires de Candás. Su diseño contempla dos módulos separados por una rambla de acceso siguiendo los criterios solicitados por ambas entidades musicales. Así, el módulo más bajo sería para la banda de música y albergaría un salón de actos, un aula de ensayos, un despacho, aseos y un patio central. El principal objetivo sería no interferir en las actividades de cada agrupación.
Entretanto, el presidente de la Banda de Música de Candás, a la vista de los hechos, expresó su profunda preocupación por el retraso que supondrán los trámites jurídicos para el futuro de la institución. «La precariedad es muy grave y, de no contar con el respaldo para financiar la pérdida de los instrumentos, nos obligará a replantear nuestra programación anual. Tendremos que realizar una parte de las actuaciones fuera del concejo para amortizar el desembolso que supondrá restituir el instrumental», señaló Karrera-Genova.
Pero la mayor preocupación ahora es conseguir unos locales adecuados para desarrollar la actividad musical de más de medio centenar de componentes. Por lo pronto el último ensayo, el pasado sábado, se realizó en las instalaciones del edificio rehabilitado de la vieja fábrica de Ortiz.