9 de Mayo del 2011 - Humberto Cid Sánchez (Oviedo)
Querida señora:
El día 28 de abril he leído una entrevista que le realizaron en el diario LA NUEVA ESPAÑA, donde hacía mención a la procesión de Semana Santa en Candás. Y me sorprendí ante el gran trauma que le ha ocasionado la banda de música al dejar la procesión del domingo prácticamente al final porque empezaba a llover.
Como parte de un miembro de la banda me siento culpable de su gran trauma, y desde aquí desearía con mi breve comentario consolarla y aliviar su gran pesar. Antes de opinar tan ligeramente debería, como buena periodista que es, documentarse correctamente. Dado que usted no lo hace, me ofrezco voluntariamente a ello.
Los músicos de la banda, en su mayoría estudiantes, se desplazan todos los sábados a ensayar desde distintos puntos de la geografía asturiana, como por ejemplo Grado, Oviedo o Gijón, por sus propios medios. Tocan en conciertos sin cobrar un céntimo porque disfrutan con ello. Muchos de los instrumentos son propiedad de dichos músicos, comprados con el sacrificio de sus padres, en su mayoría de clase obrera. Si estos instrumentos se estropeasen como, por ejemplo, por la lluvia, ni usted ni el excelentísimo Ayuntamiento de Candás pagarían el arreglo. Seríamos nosotros, los padres de clase obrera, los que tendríamos que hacernos cargo de estas reparaciones.
Ya que estos jóvenes participan tan activamente de todos estos actos culturales de gran riqueza y tradición, usted, como candasina que es, en vez de criticar bajo un paraguas de diseño, debería saber apreciar el trabajo y esfuerzo que estos jóvenes realizan desinteresadamente semana tras semana, y apoyarlos para que continúen con su labor y engrandecer aún más la banda de música de su pueblo.
Porque el que suscribe, a pesar de no ser candasín, grita a los cuatro vientos: «¡Viva por siempre la Banda de Música de Candás!».
Humberto Cid Sánchez, padre de un miembro de la banda
Oviedo
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